No Juzgues un ave por sus plumas

Muy frecuentemente escuchamos la frase “No juzgues un libro por su portada”, sin embargo al momento de encontrarnos con otros objetos nuestros diferentes estándares de belleza tienen a sobreponerse a otros aspectos y nos hacen olvidar esta frase. Este es el caso especial de los chulos (Coragyps atratus), un ave que desde su comienzo fue visto con ojos erróneos; desde su bautizo, ya que la etimología de su nombre científico significa BUITRE VESTIDO DE LUTO, pasando por sus lugares de anidación, ubicados en cavernas, grietas en el suelo o casas abandonadas, y terminando con sus hábitos alimenticios basados en la alimentación de cuerpos en descomposición (Carroñeros), tienden a dar una mala imagen ante la mayoría de la población humana.

Sin embargo, estos peculiares animales, son mucho más que eso, son unas de las aves que mejor han aprendido a aprovechar las corrientes de aire caliente, para elevarse a gran altura y así poder planear durante horas en lentos círculos y espirales, para evitar gastar la energía de sus músculos; son uno de los animales con mejor olfato en el reino animal, ya que su nariz se ha adaptado para detectar la menor cantidad de partículas desprendidas por un cuerpo en descomposición, logrando olfatear su alimento en tierra, estando a cualquier altura en vuelo; y sumado a estas maravillosas adaptaciones, la importancia que juegan es vital para el ser humano, ya que juegan un papel de recicladores de materia, alimentándose de muchos animales que de no ser eliminados de un área podrían generar múltiples enfermedades para los seres humanos.

Un dato no menor, pero sin embargo melancólico sobre los Chulos, es que al momento de tener varias crías, una madre es obligada a tomar muchas veces una decisión que un humano no lograría hacer. Si el alimento está escaso, y estas aves sufren alguna presión de desplazamiento, muchas veces causada por el hombre, la madre se ve forzada a sacrificar alguno de sus polluelos, con el fin de que sus demás crías puedan tener las fuerzas necesarias para emprender vuelo a su lado.

En nuestras fincas cafeteras, se generan cada año toneladas de carroña de las que su incineración implica un alto costo energético, económico y ambiental derivado de la emisión de gases contaminantes y la imposibilidad del reciclaje natural de estos nutrientes por parte de la fauna salvaje.

Historias tristes, decisiones duras, adaptaciones increíbles, cualidades de superhéroes, trabajos sucios y un sinfín de cualidades, se encuentran recopiladas en estos animales, allá, en el fondo, por debajo de sus plumas, allá en donde todos los humanos debemos mirar, en el corazón de todos los seres vivos.

 

Artículo redactado por Hugo Daniel Hernández – Biólogo Equipo Café Azulejo

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